jueves, 5 de agosto de 2010

La despedida - III Parte

Mateo lloró a Sofía amargamente. Se sentó a los pies de la cama y empezó a pensar.

Tengo que buscar con la que lo hizo, se dijo. Y se dio a la tarea de buscar el arma homicida.

No hay rastros de sangre, no se disparó.
Tampoco hay cuerdas, ni usó ningún mecanismo para cortar la respiración.

Lo único que encontró fue un vaso, con un líquido transparente.

¡Carajo!, Sofi se envenenó.

Lloró amargamente, como nunca lo había hecho.

De donde no había, saco fuerza y llamó a Catalina, su mejor amiga y la hermana de Sofía, pero lo único que oyó fue:

Buzón de mensajes, tendrá cobro a partir de este momento.

Desesperado, le dejó mensaje:


Cata, acabo de llegar al apartamento de tu hermana.
Por fa, vénte rápido para acá.
Pasaron diez minutos, que le parecieron horas, cuando sonó su celular. Era Cata:
Mate, ¿qué pasó?, ¿qué haces en el apartamento de Sofi?
¿Acaso están saliendo y yo no sabía?
¿Ninguno de los dos quizo contármelo?, muchas gracias
esos son los mejores amigos.
Le dijo indignada.
Cata, espera, sí estábamos saliendo y,
lo que pasa con tu hermana es muy serio
y tiene que ver con esto.
Ven rápido por favor.
Mate, no entiendo nada.
Estoy a diez minutos de la casa de Sofi,
espérame ahí.
Colgaron.
Ya Mateo no sabía qué hacer, su acto de valentía tenía como consecuencia el tener que ponerle la cara a su mejor amiga y contarle que por su culpa su hermana se había suicidado. Salió corriendo de ahí. Nadie volvió a saber de él y, ni él ni nadie supo que Sofía sufría de catalepsia.



1 comentario:

natymarenco dijo...

ayyy jesús!! esta caratarsis está buena!! love it