domingo, 4 de abril de 2010

Tú, definitivamente no cambias


Así le dijo él a ella, para finalizar una conversación.

Ella se tomó su tiempo para contestar, se hizo la fuerte -aunque por dentro se deshizo como un terrón de azucar, como le pasaba siempre que algo le reprochaban- y le dijo: Sí, definitivamente no cambio. Sigo siendo la misma niñita consentida, de su casa y obediente que conociste hace tiempo. Sigo siendo esa misma a quien le encanta el color rosado. Esa misma que tiene prioridades distintas a las tuyas. La misma de la que te enamoraste un día.

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