miércoles, 18 de agosto de 2010

Planes adultos

Hoy, por esas circunstancias de la vida, hice algo que no me gusta: ir a un velorio.

Es una situación terrible, porque no encuentras las palabras correctas para decirle a los dolientes, el clásico "lo siento", en esos momentos suena tan falso, porque realmente nadie sabe cómo te está doliendo o, como te estás sintiendo, pero es una gran amiga y tenía que estar allí.

Resalto el tenía, porque es el que me da pie para pensar que ya estoy empezando a hacer "planes adultos". Antes, uno iba con los papás a ese tipo de cosas. No eran los amigos de uno los que estaban en el papel de dolientes, eran los de los papás o, en su defecto era uno despidiendo a sus abuelitos.

Definitivamente "el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".


martes, 17 de agosto de 2010

El reencuentro

"El mundo es un pañuelo"
Mateo decidió que era hora de comenzar una nueva vida en España, darse nuevas oportunidades y dejar de lado la cobardía.
Nunca dejó de recriminarse lo de Sofía, sin embargo era hora de mirar hacia adelante.
Un día, salió a caminar por Madrid. Sintió que alguien lo seguía. Se detuvo. Volteó a mirar: era Cata. Esta vez tuvo que enfrentarla.
Hola Cata, ¿qué haces aquí?
Mateo, eres tu. No creo que pueda decir que me alegra verte.
Cata, busquemos un café y hablemos.
Si estás dispuesto a decirme la verdad,
contarme por qué huiste, acepto tu invitación.
Si no, es mejor dejarlo así.
Entraron a un buen sitio que había cerca de donde estaban.
Cata: huí porque no fui capaz de mirarte a los ojos.
Ni mirar a tus papás y decirles que Sofi se había suicidado por mi culpa.
La amaba demasiado, no te alcanzas a imaginar cuanto.
No te imaginas lo duro que ha sido lidiar con esta culpa.
¡Perdóname!, soy un imbécil.
No fui capaz de entender que ella necesitaba su tiempo,
su espacio. No quise entender sus prioridades, sus miedos.
No quería que ella sintiera que Soledad -como solía referirse a la soledad-
era su más fiel compañera.
No iba a permitir que ella fuera egoísta consigo misma.
Mateo no pudo contener más las lágrimas. Lloró amargamente. Catalina no tuvo más remedio que abrazarlo y consolarlo.
Mate, aunque esto no haya sido fácil para ninguno,
es momento de empezar a sanar las heridas y,
el mejor comienzo es decir 'te perdono' y, aunque
nuestra amistad se haya resquebrajado, cuenta conmigo.
Te quiero y, es tiempo de partir.
Después de este encuentro, Catalina y Mateo no se volvieron a ver jamás.
Mateo, vivió más tranquilo y se dio una oportunidad con alguien más

martes, 10 de agosto de 2010

The show must go on







Mateo se lo repetía todos los días, desde que decidió abandonar a Sofía, pensando que se había suicidado y era su culpa.





Fui un imbécil y un cobarde al dejarla ahí,



salir corriendo y comprar tiquetes para estar a 9021, 73 Km de distancia,



todo por no darle la cara a Cata, a sus papás y al resto de nuestros amigos



¡Que caradura!







"El espectáculo debe continuar




(...)



en mi interior mi corazón se está rompiendo



mi maquillaje echándose a perder,



pero mi sonrisa todavía sigue"






Una y mil veces se lo dijo,





Ahora estoy lejos, ella ya no está conmigo,



tal vez deba darme una oportunidad con alguien más



será lo más sano, ahora que he huido, como un prófugo.

Por lo menos es hora de empezar una nueva vida, una sin mi amada Sofía.

jueves, 5 de agosto de 2010

La despedida - III Parte

Mateo lloró a Sofía amargamente. Se sentó a los pies de la cama y empezó a pensar.

Tengo que buscar con la que lo hizo, se dijo. Y se dio a la tarea de buscar el arma homicida.

No hay rastros de sangre, no se disparó.
Tampoco hay cuerdas, ni usó ningún mecanismo para cortar la respiración.

Lo único que encontró fue un vaso, con un líquido transparente.

¡Carajo!, Sofi se envenenó.

Lloró amargamente, como nunca lo había hecho.

De donde no había, saco fuerza y llamó a Catalina, su mejor amiga y la hermana de Sofía, pero lo único que oyó fue:

Buzón de mensajes, tendrá cobro a partir de este momento.

Desesperado, le dejó mensaje:


Cata, acabo de llegar al apartamento de tu hermana.
Por fa, vénte rápido para acá.
Pasaron diez minutos, que le parecieron horas, cuando sonó su celular. Era Cata:
Mate, ¿qué pasó?, ¿qué haces en el apartamento de Sofi?
¿Acaso están saliendo y yo no sabía?
¿Ninguno de los dos quizo contármelo?, muchas gracias
esos son los mejores amigos.
Le dijo indignada.
Cata, espera, sí estábamos saliendo y,
lo que pasa con tu hermana es muy serio
y tiene que ver con esto.
Ven rápido por favor.
Mate, no entiendo nada.
Estoy a diez minutos de la casa de Sofi,
espérame ahí.
Colgaron.
Ya Mateo no sabía qué hacer, su acto de valentía tenía como consecuencia el tener que ponerle la cara a su mejor amiga y contarle que por su culpa su hermana se había suicidado. Salió corriendo de ahí. Nadie volvió a saber de él y, ni él ni nadie supo que Sofía sufría de catalepsia.



lunes, 2 de agosto de 2010

La despedida - II parte

Mateo, no lo podía creer... acababa de leer lo que Sofía, con su impecable caligrafía, le había escrito.

Recordó esa conversación, un poco vana, un poco en serio que habían tenido cuando se fueron juntos de paseo a Cartagena, como despedida del último semestre de la universidad.

Mate, ¿tú crees que hay que ser valiente para suicidarse? o,
por el contrario, ¿hay que ser muy estúpido?
No sé Sofi... tal vez hay que ser muy valiente. ¿Tú que crees?
Yo francamente pienso que se debe ser un poco de ambos,
tal vez un poco más estúpido que valiente. Porque,
si el suicida fuera valiente, no lo haría y enfrentaría sus problemas.
Mientras la lloraba, sólo pudo pensar:
Sofi, ¿por qué lo hiciste, si de estúpida no tenias un pelo?
¡Aquí el estúpido siempre fui yo!

domingo, 1 de agosto de 2010

La despedida - I parte

No fue fácil decirte adios, quizá por eso no enfrenté ese momento. "Como siempre, mal y tarde", decidí enviarte un mensaje en el que te deseaba lo mejor del mundo lejos de mí, escribió Sofía en un papel, recordando lo que él amargamente le había dicho: "Tu ya tienes una vida, yo por el contrario no tengo nada".

Tal vez sí, ya tenga una vida, continuó, mientras un par de lágrimas rodaban por su cara, pero tú tendrías cabida en ella si me hubieras dado tiempo... tiempo para conocerte, para dejar de lado mis miedos y a mi fiel compañera, la soledad.

Por lo pronto, sólo sé que me tengo que acostumbrar a estar sin tí, pero creo que será lo mejor para los dos. Te quiero, pero debo dejarte ir.

Mateo la buscó nuevamente, para darse una segunda oportunidad... Sofía no atendió sus llamadas al celular, ni al teléfono de su casa. Tampoco la encontró en Messenger, ni le contestó los mensajes en Facebook.

Esto no es normal, pensó y, se fue hasta la casa de Sofía.

Abrió la puerta, no la encontró... se fue hasta el cuarto del apartaestudio y encontró un papel sobre la cama, escrito de puño y letra de Sofía. Unos metros más adelante, encontró su cuerpo sin vida.