Recordó esa conversación, un poco vana, un poco en serio que habían tenido cuando se fueron juntos de paseo a Cartagena, como despedida del último semestre de la universidad.
Mate, ¿tú crees que hay que ser valiente para suicidarse? o,
por el contrario, ¿hay que ser muy estúpido?
No sé Sofi... tal vez hay que ser muy valiente. ¿Tú que crees?
Yo francamente pienso que se debe ser un poco de ambos,
tal vez un poco más estúpido que valiente. Porque,
si el suicida fuera valiente, no lo haría y enfrentaría sus problemas.
Mientras la lloraba, sólo pudo pensar:
Sofi, ¿por qué lo hiciste, si de estúpida no tenias un pelo?
¡Aquí el estúpido siempre fui yo!
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