lunes, 14 de marzo de 2011

Dulce condena/dulce rendición

Alejo, necesito confesarle algo.
Lo espero en 1 hora en el mismo lugar de siempre.


Cuando vio el mensaje, sabía que no tenía más remedio y, que de donde estuviera, tendría que salir corriendo al lugar de siempre y estar a la hora acordada.

Se encontraron y se saludaron de una forma más especial que siempre.

Se lo voy a soltar de una, sin preámbulos
porque si me pongo con rodeos, me voy a ahogar:
me estoy enamorando de usted.

¡Parce!, esto no puede ser...
Usted sabe que me quedan 3 meses de vida
y, yo no quiero hacerle daño...
Mejor que nadie sabe que no quiero encarretarme con nadie para poderme ir tranquilo.

Justamente por eso se lo estoy contando,
porque sé que le quedan 3 meses y que sobrellevar su enfermedad no ha sido fácil.
Pero, es usted el único que me ha dejado ser...
el que ha visto lo frágil que soy sin mi coraza.
Es el único que me ha visto llorar de tristeza o,
cuando la soledad se oculta tras mis ojos.

Aunque cada corazón merece una oportunidad,
el mío no se la dará con el suyo.
Aunque la quiero, Vale, eso no puede ser.


1 comentario:

natymarenco dijo...

jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa real real
nadie quiere morir sacrificado